Análisis económico Sur de Europa: verano suave... ¿frío invierno?

Este verano nos ha dejado algunas razones para ser cautelosamente optimistas sobre el sur de Europa. Gracias a la combinación de una demanda contenida y a las firmes políticas económicas (monetaria y fiscal, nacional y europea), la economía parece estar mostrando un repunte más fuerte de lo esperado en el tercer trimestre. De hecho, los indicadores de confianza han recuperado la tendencia anterior al confinamiento. Tanto las ventas al por menor, como las de vehículos nuevos, han alcanzado niveles cercanos a los de 2019 durante al menos uno de los meses estivales.

En concreto, podemos apreciar la capacidad de absorción de los ERTE. Al reducir simultáneamente los gastos de funcionamiento de las empresas y estabilizar los ingresos de los hogares, esta medida evita que los impagos se extiendan en cascada por el sector empresarial, al tiempo que apoya la demanda de los consumidores. Esto podría explicar por qué los efectos indirectos de los nefastos resultados del turismo han sido relativamente leves (hasta ahora). Sin embargo, la incómoda consecuencia es que la economía depende, ahora más que nunca, de un apoyo fiscal continuo. Esto aumenta los costes potenciales de la disfunción del gobierno en una región en la que la fragmentación política es la regla y no la excepción, y en la que la capacidad de recuperación se pondrá a prueba con una segunda ola de la pandemia.

Por Marcos Carias, Economista de Coface para la zona euro.